CUANDO EL PROYECTO DE PAREJA SE QUIEBRA

Hola a todas y a todos, espero que se encuentren bien a pesar de las bajas temperaturas que se dejan sentir en este invierno.

En esta oportunidad, voy a retomar la segunda parte de la temática abordada hace algunos días sobre el quiebre en el proyecto de pareja.

Las separaciones de pareja son una realidad, alguien por ahí señaló que las parejas se separan tan rápido que ni siquiera alcanzan a ser infieles. Uno no puede iniciar una relación con la expectativa de que se va a producir un quiebre. Quien se casa, o tiene pareja o forma una familia, será sacudido por la vida, se expone a dificultades que siempre le exigirán hasta el límite de su resistencia, y no tendrá mas remedio que esforzarse al máximo y en parte se sentirá fracasado(a); tendrá que analizar más tarde que ha cometido errores que han producido consecuencias irreparables para él o élla y su familia; pero precisamente por esa tragedia su vida puede ganar en dimensión humana; es decir, siempre podemos obtener aprendizajes de nuestras acciones aunque éstas sean negativas. La relación de pareja es de a dos, por lo tanto juntos se pueden superar las dificultades, que además, son propias de la existencia humana. ¿Por qué se producen los quiebres o las crisis en la pareja? Los motivos pueden ser múltiples y cada uno de ustedes puede incluir otros que considera relevantes de destacar. Desde mi particular punto de vista, voy a señalar algunos al azar, pudiendo existir otros más importantes.

Cuando hay problemas en la comunicación de pareja, no se habla de los conflictos en su momento y se deja que pase el tiempo, es un error pensar que el paso del tiempo los arregla o pensar que el otro puede leer nuestro pensamiento. Otro enemigo de la vida en pareja es la rutina, cuando se deja atrapar por la monotonía de hacer siempre las mismas cosas, se pierde la magia del amor y viene el acostumbramiento. También se da la decepción, que es cuando se pierde (por diversas razones) la admiración que pudo existir en su momento, en el principio de la relación con el proyecto que se había elaborado.

Lo importante es no negar que existen los problemas y hacerles frente en su momento, donde los dos pongan lo mejor de sí para buscar juntos una salida al conflicto. El fenómeno que hoy sucede, es que las parejas no trabajan la tolerancia, el respeto mutuo, el diálogo sincero, el escucharse de verdad. No saben cómo resolver un conflicto de manera pacífica y civilizada, se les escapa de las manos provocando actos de violencia que en definitiva van destruyendo la relación misma.

La comunicación es uno de los pilares básicos en los que se apoya toda relación. Muchas parejas carecen de habilidades para comunicarse. Hay que hablar de los problemas de forma directa, sin sacarles el quite, manifestando lo que me sucede con honestidad. No eludir los conflictos, ya que estos son parte de la vida de todo ser humano, y se producen porque todos somos distintos entre sí. Por lo tanto, habrá que potenciar la ternura, el entregar cariño, el decirle a la pareja que uno lo ama o la ama; habrá que trabajar el aprender a perdonar y pedir disculpas, ya que nadie de nosotros es infalible, todos nos podemos equivocar y es muy noble el saber reconocer nuestras falencias, esto no nos disminuye sino que nos engrandece como seres humanos. Luchemos contra la monotonía potenciando la creatividad con cosas muy sencillas y simples, no hay para que complicarse tanto, e intentemos recuperar la admiración que sentíamos al principio. Acepta a tu pareja como es, resalta sus cualidades, construyamos el proyecto de familia desde lo positivo, desde nuestras cualidades y talentos; sólo así podremos enfrentar las crisis con altura de mira, con respeto y amor profundo por la otra persona.

Todo esto, es una tarea que requiere mucho esfuerzo, no estamos en un cuento de hadas, pero si que vale la pena intentarlo. Es normal que hayan momentos críticos, pero intenta no derrumbarte, BUSCA SOLUCIÓN ANTES DE DARTE POR VENCIDO O VENCIDA. Hay que jugársela por lo que uno ama, de lo contrario es edificar el proyecto sobre arena, vienen los vientos y ésta se desmorona.

Cuando se quiebra la pareja y viene la separación, surgen sentimientos de desamparo y frustración por el fracaso del proyecto ( si es que realmente fue proyecto); surge una salida maníaca de formar nuevas relaciones en algunos casos; ya no se cuenta con muchos de los antiguos vínculos; se pasa a ser el EX; simultáneamente comienzan a gestarse nuevas relaciones dentro de un grupo social desconocido hasta entonces: el de los solos y solas. Estos grupos reales o virtuales, pueden servir como ayuda para mitigar el dolor.

Ante la separación, la primera etapa suele caracterizarse por un entusiasmo exagerado por establecer nuevos contactos como una forma de borrar el pasado (en otros casos ni siquiera esto se quiere hacer). Muchos evaden, y no enfrentan la situación de pérdida, es no terminar nunca de elaborar el duelo, y por ende, no acceder a la posibilidad de una futura pareja. Todo proceso de cambio requiere tiempo, ¿cuánto? el que sea necesario. Será necesario entonces ir restableciendo un nuevo equilibrio, en el seno de un nuevo espacio social.

El rompimiento en la relación de una pareja es un espacio muy sagrado, donde no cabe la incumbencia de un tercero; es de ellos con sus aciertos y desencuentros, hay una huella que quedará para siempre en el corazón de los afectados. Aquí cabe mencionar que quedan hombres y mujeres solos y solas con la misión de sacar adelante a sus familias con todo lo que aquello implica, y son capaces de ponerse de pie y sacar a sus hijos adelante, ¿cómo se logra? con AMOR inconmensurable, que es capaz de sobrepasar la tristeza y amargura que involucra un corazón roto.

La vida prevalece en medio del dolor y la incertidumbre, la vida se alza por sobre el quiebre a pesar del desánimo y el desaliento, la vida tiene la última palabra por sobre todos los signos de muerte que emergen a su alrededor.

Los invito a cuidar nuestras relaciones de pareja y de familia, a no tener miedo de enfrentar los conflictos, de no dejarse arrastrar por la mediocridad, a amar de verdad sin límites, a jugársela por mantener viva la llama del amor que un día los unió para siempre. QUIQUE