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Profesor de Estado en Filosofía y Religión , Licenciado en Filosofía,Licenciado en Educación, Magíster en Gestión y Políticas Públicas de Educación.

martes, 29 de noviembre de 2011

Educación efectiva tiene que ser necesariamente afectiva




Hola a todas y a todos los seguidores y lectores de este blog. Deseo sinceramente que cada uno de ustedes se encuentre muy bien junto a sus seres queridos, en medio de todo lo que significa la finalización del año.

En esta ocasión quiero compartir con ustedes una realidad, que en lo particular, me preocupa: La Educación en los Afectos de nuestros niños y jóvenes.

Si miramos los inicios de la afectividad humana, se pone de relieve un hecho innegable: el ser humano comienza la vida íntimamente unido a otro ser humano, preparando durante semanas ese encuentro amoroso primario llamado apego. A partir de este hecho fundamental y para siempre, los seres humanos buscamos nuestro "alter ego".

Con tristeza he sido testigo que muchos jóvenes ignoran que son amados por sus padres, porque éstos jamás le manifiestan su amor a través de CARICIAS y palabras tiernas. Por el contrario, son autoritarios y severos, pues muchos padres estiman que a los niños se les debe educar en el rigor. Entonces, a veces se pierde la brújula en el rol educativo de los padres y los educadores, no hay educación efectiva si esta no es afectiva a la vez. Se supone que a los 15 años en adelante, el adolescente debiera ser ya capaz de tomar sus propias decisiones y hacerse cargo responsablemente de sí mismo. Justamente en esta edad empiezan a tener una toma de decisiones que es muy amplia.

Escucho a los padres decir que la tarea de educar hoy es compleja, muchas veces se es inconsistente al momento de educar a los hijos(as); cayendo en la permisividad hasta que se exasperan o se asustan, y una vez que esto sucede pasan a ser autoritarios, restrictivos y castigadores. ¿A qué se debe esta permisividad? Creo que a varios factores, y uno de ellos es que desean que sus hijos tengan más autonomía, pero mal entendida. Un niño de 8 años debería tener una autonomía dirigida y no total. Cuantas veces hemos escuchado la frases como "haz lo que quieras" o la otra "decide tú", sinceramente esto no funciona. Otro factor es el poco tiempo que pasan en casa los padres (por razones muy justificadas); por lo tanto no quieren hacerse "mala sangre", desean estar bien el poco rato que están con sus hijos y les permiten más de la cuenta. Otros papás se dejan llevar por la psicología mas que por la sensatez. A muchos padres se los convenció de que no había nada peor que frustrar a los hijos, pues favorecía las depresiones y cuadros de ansiedad. Esto generó jóvenes desafiantes.

Hoy tenemos una generación de adolescentes intolerantes a la frustración y cortoplacistas, es una generación que no es capaz de posponer una gratificación por un bien mayor. Ellos y ellas lo quieren todo de inmediato, y si no tienen tecnología a su lado para acudir a las redes sociales, se aburren, se latean. ¿Hay que frustrar para educar? Muchas veces sí, es parte del aprendizaje de la vida ya que no siempre se consigue lo que se desea o no siempre se puede, pero esto a los padres en general los asusta. Entonces ¿hasta dónde controlar a los hijos e hijas? El control directo sobre el adolescente es nefasto. Los chiquillos son como submarinos muy modernos, silenciosos, que no se van a detectar con ningún radar. Mientras más guardacostas haya, más se van a sumergir. A

veces se comete el error metiéndose a ver con quien chatea y los padres se hacen pasar por un amigo virtual de sus hijos con otra identidad o metiéndose en su diario de vida. Esto no va a dar resultado. Lo que sí da resultado es la CONFIANZA RECÍPROCA, y esto SE TRABAJA DESDE MUY PEQUEÑO. Es imposible pedirle recién cuando es adolescente que confíe en mí.

El ser humano durante su existencia, va escribiendo un guión intersubjetivo desde su nacimiento hasta los inicios de la edad de la juventud a través de sus padres, familia, entorno humano en la escuela, el barrio, el grupo de amigos.

Una de las cosas que he descubierto con los años es que el conocimiento para educar a los hijos es un tercio de la tarea de los padres, pero la intuición, el sentido común y el AMOR hacen los dos tercios restantes. La invitación es a estar atento a estos aspectos, estar muy despiertos para ver las señales que nos entregan a dirio nuestros hijos e hijas, a amarlos incondicionalmente, a exigirles desde pequeños con firmeza y ternura, a ser padres presentes ( a pesar del poco tiempo) en la educación y crianza de nuestros hijos. Para lograr esto será crucial la buena comunicación, el respeto, el escucharse, el aprender del otro como pareja; porque la misión que tenemos en frente es MUY DELICADA y es una hermosa aventura si sabemos llevar adelante el Proyecto de Familia que nos hemos forjado al inicio de la relación de pareja.

Les deseo una muy buena semana a tod@s, y a quienes son padres: amen a sus hijos, acérquense a ellos, háganle caricias aunque estén grandes,jueguen: ellos se los van a agradecer y nunca se van a olvidar de aquellos bellos momentos. Y a aquellos que aún no lo son, comiencen a preparse desde ahora.

Un abrazo QUIQUE


1 comentario:

  1. Muy de acuerdo, parte muy importante en el desarrollo de nuestros hijos es el amor, pero el amor demostrado, a cada instante y con cada enseñanza.

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