Datos personales

Mi foto
Profesor de Estado en Filosofía y Religión , Licenciado en Filosofía,Licenciado en Educación, Magíster en Gestión y Políticas Públicas de Educación.

lunes, 1 de noviembre de 2010

MORIR PARA VIVIR



Hola a todos y a todas las seguidores de este blog.

En ésta ocasión quisiera abordar una temática que por lo general no abordamos, le sacamos el quite, no nos gusta hablar de ella: la muerte.


Vivimos en un mundo donde este tema queda limitado a ciertos sectores o situaciones específicas ; ya que nuestro entorno nos habla de: la vida, de no envejecer, de cirugías plásticas, el culto al cuerpo por sobre todo, el verse bien. Situación que queda al alcance de quien lo quiera y pueda tomar. Pero no hablamos de la muerte, la consideramos una enemiga, la relacionamos con lo tenebroso, con lo horrendo, etc. ; y no la enfrentamos como lo hacía San Francisco de Asís quien la nombraba como la "hermana muerte" que nos abre las puertas de una nueva dimensión.



Según una encuesta de la consultora Visión Humana en Santiago, el 76% de los chilenos cree que existe vida eterna y por eso necesita xpresar su preocupación por los muertos difuntos (mañana se conmemora el día de los que ya no están con nosotros).


Antiguamente se sepultaban a los muertos en la Iglesias y capillas. En Europa existía una tendencia higiénica preocupada de las condiciones sanitarias de la ciudad, para evitar infecciones y epidemias. Por eso se opta por sacar a los muertos de la zona urbana.


Ahora le damos una connotación mas placentera a la muerte en los llamados parques del recuerdo, mitigando de esta manera lo trágico de ella. Esta idea surge en EEUU después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se debían repatriar miles de soldados muertos y los cementerios no daban abasto.



A diferencia del pueblo Mexicano, que celebran el día de los muertos con fiestas, comilonas, bailes y música alegre como una manera de comunicarse con ellos, de invitarlos a comer; acá en nuestro país la tradición de llorar a los difuntos no muta. A lo anterior se suma el creciente negocio de las funerarias y de los cementerios y parques del recuerdo que ofrecen una cantidad de productos con el propósito de hacer de la pérdida de un ser querido, un momento mas llevadero.


Hoy la relación con la muerte se hace más individual y mas racional, como un fenómeno de lo urbano y moderno.

Ciertamente a ustedes les llama la atención el título de éste artículo. Esto tiene que ver con lo siguiente: que el sentido de la vida depende del sentido que le demos a la muerte.

Es una temática que no podemos evadir, ya que el ser humano es el único ser vivo que sabe que algún día va a morir; lo trágico para muchas filosofías, es que no se sabe cómo ni cuándo va a suceder éste descenlace.


La vida es un peregrinar que se encuentra al final de esta vida con la muerte, la cual se transforma en un paso para lograr nacer definitivamente a la verdadera vida prometida por el mismo Cristo. Desde ésta perspectiva, la muerte no es la consumación de la vida, sino su cuna.

¿Quién puede entristecerse con el nacimiento de la vida?

Es verdad que la pérdida de un ser querido nos produce dolor porque no lo volveremos a ver. Para aquellas personas que no le dan una lectura trascendente a esta temática, la muerte se convierte en el fin definitivo, en un sin sentido, nacer para morir ¿qué cosa mas absurda? planteaba Nietzsche.

El morir para vivir, no solo se refiere a la muerte biológica, sino también a la capacidad de morir cada día a nuestros gustos para darle el espacio que se merecen otras personas que son queridas por nosotros. Si el grano de trigo no muere no puede dar fruto, y esto lo saben muy bien las personas que están conectadas con el quehacer agrícola en particular.

Nuestra vida debería ser como un torrente de agua, que se transforma en vida todo lo que está a su paso, regando los árboles y las plantas de nuestros seres queridos, de nuestros amigos, compañeros de trabajo, etc.
Seamos agua, SIGNO DE VIDA para los demás. Amemos la Vida con toda nuestra fuerza, defendamos la vida, cultivemos Vida donde no la hay. Que a través de nuestros labios se proliferen palabras de vida, que nuestras acciones cotidianas estén atravesadas por gestos que promuevan la vida, en medio de tantos signos de muerte que rodean al ser humano de hoy.
La vida no fue creada para terminar en la muerte, sino para transformarse a través de la muerte, hasta fundirse con la Realidad Suprema. Entonces así podremos entender que no vivimos para morir, sino que morimos para vivir.
Les deseo que tengan una muy buena semana. Un abrazo a cada uno de mis lectores.
QUIQUE

No hay comentarios:

Publicar un comentario