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Profesor de Estado en Filosofía y Religión , Licenciado en Filosofía,Licenciado en Educación, Magíster en Gestión y Políticas Públicas de Educación.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¿QUÉ CLASE DE SOLIDARIDAD QUEREMOS?

Hola a todas y a todos los que viven y celebran la vida.
En esta ocasión, me quiero referir a un acontecimiento que nos "une" como país durante la llamada "48 horas de amor": la teletón.

Hace bastantes semanas se nos viene recordando que estamos ad portas de desplegar gestos de solidaridad que vayan en ayuda de niños, jóvenes y adultos que son beneficiarios de ésta noble Institución.

Los medios de comunicación social nos recuerdan a cada instante este acontecimiento, el comercio y los lugares públicos se empapelan c on anuncios recordatorios, en los centros educativos a los niños y niñas se los hace pintar y hacer carteles alusivos al tema; en fin, se empieza a crear una atmósfera que invita a ser solidarios por algunas horas.
Pero ¿qué es la solidaridad?

Esta nace desde el mismo ser humano y se dirige esencialmente al ser humano. Trasciende todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc; para instalarse en lo más profundo de cada uno de nosotros.
Es uno de los valores humanos por excelencia, del que se espera cuando otro significativo requiere de nuestros buenos sentimientos. También se la define como la colaboración mutua entre las personas; siendo una acción social que le permite al ser humano mantener y mantenerse en su naturaleza de ser social.


Las razones que nos mueven en esta empresa pueden ser tanto por razones humanas, como motivos espirituales, y otros que cada uno de ustedes puede añadir.
El poder de la solidaridad es tal, que cuando la ponemos en práctica nos hacemos inmensamente fuertes. Si miramos principalmente a los niños y a los jóvenes, podemos evidenciar que ellos nos dan señales muy potentes de altruismo; múltiples acciones se llevan a cabo para ir en ayuda del necesitado. Hacen vida lo que los Hechos de los Apóstoles nos señalan: "hay mayor felicidad en dar que en recibir".

Vivimos en una sociedad donde prevalece el bienestar material, como consecuencia de un consumismo y materialismo desenfrenado, lo que nos lleva a que muchos se transformen en individuos insolidarios, despreocupados de la suerte de otros, marcados por una actitud de indiferencia, egoísmo. El que se niega a colaborar en torno a un objetivo común, renuncia a la posibilidad de unirse a algo mucho más grande y más fuerte que él mismo.

Los medios masivos de comunicación social son un adelanto muy importante para nuestra vida actual; su conectividad nos mantiene "unidos" al resto del mundo; pero también cuando nos informan contribuyen a la indiferencia, lo hacen tan friamente haciendo que los males del mundo no afecten a nadie; se pasa bruscamente de una noticia trágica a un comercial de playas y bebidas.

En un mundo tan acelerado, donde los cambios son cada vez más vertiginosos, pareciera que nos hemos acostumbrado a convivir entre la tragedia y el placer, sin hacer muchas veces la diferencia; y lo que es peor, considerarlo como algo normal dentro del paisaje urbano.

Por lo tanto, educar en la solidaridad es algo que no se improvisa; sino que debería ser una actitud de vida permanente que nace en el interior de la familia.
La teletón nuevamente se transforma en una posibilidad para refelexionar juntos en torno a este gran valor. Es una oportunidad para hacer vida el dar y el darse sin medida; es mirar al otro como mi hermano, para darle mi mano y caminar juntos tras un objetivo común.
En estos días se potencia la sensibilidad a través de imágenes que no conocíamos, de testimonios que no habíamos escuchado, de iniciativas que ignorábamos; de acciones que nos emocionan hasta las lágrimas.
LA SOLIDARIDAD debería ser una práctica permanente porque nos hace bien como seres humanos, y no una práctica que se reduce a dos días. Solidaridad que no busca lucirse, ni aparentar ante otros, ni hacer pública una acción que debería quedar reservada en la intimidad de cada uno, en cada conciencia y corazón.
Es transformadora cuando nos dejamos atravezar por el amor que hay en el corazón de cada ser humano que pisa este planeta, es signo de vida cuando dejamos aflorar lo mejor de sí para entregarlo a los demás sin esperar recompensa.
El sentido de la vida individual y familiar consiste en que nuestra misión en este mundo está marcado por la entrega a los demás.
Que esta actividad puntual, sea el inicio de una actitud de VIDA PERMANENTE.
Saludos a todos, un fuerte abrazo
Les deseo una buena semana junto a sus seres queridos.
AMEMOS LA VIDA, DISFRUTEMOS LO QUE ELLA NOS REGALA CADA DÍA, PROPAGUEMOS LA VIDA EN AQUELLOS LUGARES DONDE NO EXISTE.
Un abrazo
Quique

1 comentario:

  1. M e quedo con eso de que la solidaridad es algo que no solo debemos practicar 2 dias al año, sino ser una practica comun de todos los dias del año, ser solidario no solo implica el dinero que damos, es mucho mas que eso. gracias por compartir estas palabras que siempre logran hacerme analizar como ser humano, abracitos y feliz Domingo

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