CONVIVENCIA FAMILIAR

Hola a todas y a todos los seguidores y lectores de este blog, espero que a través de estos posteos se vaya generando en ustedes el espíritu de reflexión; con el propósito de generar cambios en nuestra vida y así ser más libres y felices.

Durante esta semana hemos sido testigos del fuerte movimiento estudiantil que se está levantando nuevamente en nuestro país, donde ya hay más de 16 univer-

sidades en paro, y más de 50 establecimientos educacionales en las mismas condiciones. Me parece válido que en un Estado de Derecho, los estudiantes se manifiesten en temáticas que los afectan directamente, lo que repudio son todos aquellos actos de vandalismo de parte de aquellos infiltrados que lo único que provocan es manchar y tergiversar un acto pacífico querido por los estudiantes. Aquí hay un tema grueso donde las autoridades lo único que expresan son soluciones paleativas, pero que no abordan la temática de fondo de la situación educacional de nuestro país. Hay cuestiones que tienen que ver con Políticas Públicas, pero que deben ser abordadas considerando a todos los actores del fenómeno educativo; por lo tanto no se puede reducir a una toma de decisiones verticalista, donde quedan excluídos los actores principales del quehacer educativo. Los invito a que cada uno de ustedes pueda sacar sus propias conclusiones al respecto.

En esta oportunidad quiero hablar sobre la Convivencia Escolar, donde en los últimos años se han diseñado una serie de propuestas justamente para mejorar el ambiente al interior de las comunidades educativas. Sin embargo, los énfasis generalmente se ponen en el desarrollo intelectual de los alumnos(as), dejando muchas veces de lado la parte social, ética y afectiva; factores claves en el desarrollo intelectual de nuestros hijos e hijas; pero como estamos más preocupados por los resultados, por el ranking, por la PSU, por el Simce, dejamos solo en el papel del proyecto educativo del colegio, todos esos principios de buena intención que quedan relegados solo a eso: buenas intenciones. Todos somos responsables de esta situación: los padres buscan una mejor educación de sus hijos(as), lo cual me parece bien, pero ¿ en qué se fijan para colocar a sus hijos en uno u otro establecimiento? En su infraestructura, en que sea tradicional, en que sea pagado, en que tenga buenos resultados en las pruebas de medición intelectual, en la calidad docente, en que entregue valores, etc. ¿En qué te fijas tú?

El tema de la convivencia escolar y la formación socio-afectiva y ética han sido relegadas a un segundo plano, e invisibilizadas en su impacto en los logros académicos y en la calidad de vida de cada uno de los miembros de la comunidad educativa. No tomamos en cuenta estos aspectos tan esenciales en la formación de nuestros hijos(as), pero nos jactamos de que ellos y ellas están en una escuela con buenos principios y esta tarea se la dejamos muchas veces sólo al colegio. Los principios y valores se comienzan a cultivar desde el hogar, la familia es y será siendo el pilar fundamental en el desarrollo equilibrado de los hijos e hijas, pero lo trágico es cuando los padres o quienes estén al cuidado de los pequeños y jóvenes no están presentes. Hay padres que están ahí físicamente, pero están ausentes de la vida socio-afectiva de sus hijos(as). Que pena cuando uno escucha de los mismos estudiantes que se sienten abandonados por sus padres, que los ven como proveedores, que se sienten como un adorno familiar, a veces sintiendo que no son escuchados, ni comprendidos ni considerados por los adultos. La realidad psicosocial y cultural actual habla de problemas de convivencia tanto en los colegios como al interior de las mismas familias. Hoy se presentan fuertes desafíos formativos que emergen del mundo moderno, y que urgen ser abordados en conjunto familia-escuela. Después no nos quejemos si nuestros hijos e hijas no se involucran con los adultos, si nos ven distantes, si no se comunican con nosotros, si no nos pescan como dicen ellos y ellas. ¿Qué hemos hecho? ¿qué estamos haciendo para revertir esta situación? Nadie nos enseña a ser padres, pero es nuestro deber moral el aprender a formar una familia en armonía. ¿Cómo se consigue esto? Haciendo un trabajo diario de educación a los hijos, con una buena comunicación en la pareja y con los hijos, utilizando el lenguaje del amor en todas las palabras y acciones que se hacen, estrechando lazos de confianza. Cuando se generan las condiciones para crear un espacio para expresar los sentimientos y afectos dentro de la familia es, tal vez, uno de los elementos más importantes para mantener la unidad familiar. Una familia cuyos miembros puedan abrir su corazón en una "compartida" profunda, es una familia que no teme a los sentimientos, aún los más agresivos, y crece más unida. Así el perdón y la reconciliación surgen espontáneamente disminuyendo la culpa que algunos sentimientos pueden generar. La convivencia escolar está precedida por una sana convivencia familiar; si no la hay, el colegio se puede transformar en un lugar donde los alumnos(as) mantienen una presión emocional muy fuerte, y cuando esta explota va generando situaciones de conflicto que dañan la convivencia sana por no saber cómo resolver los problemas que se presenten. Entonces pareciera que es el momento de tomar esta temática en serio, donde las políticas educativas no sólo se orienten en fortalecer las competencias intelectuales, sino que hay que trabajar en conjunto(familia y escuela en una alianza estratégica) en las competencias personales, sociales y éticas, porque serán estas las que marcarán de una u otra forma, la manera de relacionarnos con nuestro entorno de manera armónica y saludable para todos.

Papás, los adultos nos equivocamos con bastante frecuencia porque no somos infalibles. Juntos tenemos que atrevernos a reconocer cuando erramos.Esto no nos disminuye ante nuestros hijos, sino que nos enaltece cada vez que somos capaces de pedir disculpas; ya que la dinámica familiar la construimos entre todos los integrantes de ésta, cada uno aportando desde su rol al interior de ella. Cuidemos nuestros ambientes de familia, perdamos el miedo a conversar con nuestros hijos, no nos asustemos porque nos equivocamos, aprendamos a pedir ayuda cuando sea necesaria, amemos a los nuestros sin medida, cuidemos los pequeños detalles que hacen la diferencia entre un día y otro. Que el diálogo y la transparencia sean los ejes orientadores de nuestra convivencia cotidiana, que el amor sea el bálsamo que guíe nuestras palabras, que la solidaridad sea la puerta que se nos abre para ir al encuentro del otro, comenzando por mi propia familia. ¿Es fácil formar una familia? CIERTAMENTE NO, PERO ES UNA HERMOSA AVENTURA CUANDO JUNTOS TIRAMOS PARA EL MISMO LADO, CUANDO EL PROYECTO ES REALIZADO Y COMPARTIDO POR CADA UNO DE SUS INTEGRANTES. No claudiquemos en el esfuerzo por mantener vivas nuestras familias, erradiquemos de nuestras prácticas diarias todo aquello que la destruye; porque cuando una familia se destruye son los hijos los más vulnerables, y los adultos fracasan en un proyecto que no supieron edificar.

Les deseo una muy buena semana a cada una y uno de ustedes. La invitación está hecha, y no me digan que ya está todo perdido y ya no hay nada más que hacer. Siempre se puede hacer algo, busquen ayuda, y con esto no me refiero a que acudan al psicólogo para terapia familiar(la que también puede ser), sino que busquen otras parejas que los puedan escuchar y orientar. Aquí no hay recetas estáticas, juntos vamos creciendo en la medida que nos DEJAMOS AYUDAR POR OTROS. Muchas veces no podemos salir solos de nuestras dificultades, necesitamos otro punto de vista que nos alumbre el camino cuando las esperanzas se acaban y uno tiende a sucumbir.

Visiten el siguiente blog: http://juntosvamoscreciendo.blogspot.com

La vida es mucho más potente que todos los signos de muerte que puedan rodearla, de tí depende estar en un lado o en otro. OPTA POR LA VIDA y verás que las cosas se ven de manera diferente.

Un abrazo afectuoso QUIQUE.