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Profesor de Estado en Filosofía y Religión , Licenciado en Filosofía,Licenciado en Educación, Magíster en Gestión y Políticas Públicas de Educación.

lunes, 25 de julio de 2011

SE HA INSTALADO EN NUESTRA VIDA COTIDIANA

Hola a todas y a todos los lectores y seguidores de este blog. Espero que se encuentren bien.
En esta oportunidad, deseo compartir con ustedes un tipo de comportamiento que se ha ido instalando en nuestras vidas, y que va provocando una serie de trastornos en nuestra convivencia cotidiana: La violencia. Es un comportamiento deliberado, que provoca o puede provocar, daños físicos y psicológicos a otras personas. Por lo general se la asocia con la agresión física, pero también puede ser psicológica o emocional , manifestándose a través de amenazas, ofensas o acciones. Por lo general, se considera violenta a la persona irrazonable, que se niega a dialogar y se obstina en actuar caiga quien caiga. Suele ser de carácter dominantemente egoísta, sin ningún ejercicio de la empatía.
Lo que es más preocupante, es que nos acostumbramos a vivir como si la violencia no existiera, o como si fuera un problema ajeno, o como si fuera parte natural del paisaje de la sociedad contemporánea; y mientras tanto la violencia ha penetrado todos los escenarios de la vida individual y social. Con esto perdemos la capacidad de asombro, como si nada nos inmuta, mientras no seamos nosotros las víctimas. Es cuestión de observar los comportamientos de la gente en la calle: rostros serios, mirada sin un punto fijo, hablando solo(a), si va con otra persona van enojados(as); en lugares públicos se ve a personas que discuten por diversas razones, incluso frente a los hijos(as) que no entienden muchas veces lo que está sucediendo. Frente al más mínimo estímulo externo que me incomode, la gente reacciona con violencia, con agresividad; muchas veces sin medir las consecuencias de sus acciones. Se discute elevando el tono de la voz, se ven rostros visiblemente demacrados, en definitiva se percibe que los individuos andan mal: están deprimidos, angustiados, estresados, sobre-exigidos, ustedes pueden añadir otros a esta lista.
Si nos vamos a las causas de la violencia estas son varias (mencionaré algunas), como por ejemplo: el alto consumo de alcohol y drogas no sólo en adultos, sino también en jóvenes y adolescentes hasta quedar borrados. ¿Qué buscan? ¿Refugiarse? ¿Evadir o enfrentar los problemas? . También existe una fuerte ignorancia, ya que las cosas se pueden resolver a través del diálogo, analizando sus causas e intentar solucionarlo. Los gritos y las amenazas no conducen a nada bueno, al contrario, genera rabia, impotencia, destrucción de las relaciones humanas. También está la falta de control de impulsos. Hay gente que no puede auto-controlarse, se deja llevar por el impulso descontrolado del momento, provocando mucho daño especialmente en los más vulnerables. Está la violencia de género, la violencia doméstica, la violencia intra-familiar, etc. Cada uno de estos enunciados, daría lugar a un nuevo posteo.
Estamos viviendo en medio de un estilo de vida individual y social, marcado por una violencia que pareciera que no tiene límites. Se teme a las posibles reacciones que puede tener alguien cuando se le dice algo. Es curioso constatar que el paisaje social ha cambiado, hasta el punto de dejar de lado el concepto comunitario, acentuando de esta forma el individualismo, la desconfianza, el no querer involucrarse con el que vive a mi lado, el no conocernos; mientras no se vea afectado el núcleo familiar más cercano.
Desde mi particular punto de vista, creo que el problema se acrecienta cuando la violencia (en todas sus dimensiones) se convierte en una práctica frecuente al interior del hogar, donde los hijos e hijas observan los comportamientos agresivos de sus padres o adultos que viven allí, donde la tolerancia, el amor, el respeto, el diálogo, la paciencia, son virtudes que brillan por su ausencia en la convivencia diaria. ¿Qué información le estamos entregando a nuestros hijos? ¿Qué los problemas se resuelven a punta de garabatos? ¿Que hay que gritarse, insultarse y golpearse para hacerse entender? Cuanta gente vive en medio de estos comportamiento a diario; cuantas familias viven de las apariencias, cuando en el fondo en esa casa no hay un clima de familia, sino que se ha transformado en una pensión; cuanta gente vive angustiada, deprimida porque no sabe cómo salir de esto o no quieren hacer nada para evitarlo (aunque sea por sus hijos e hijas).
Por favor, no nos auto-engañemos, cada uno de ustedes sabe como está su realidad familiar. No intentemos tapar el sol con un dedo, pero para muchos es crucial el tener que GUARDAR LAS APARIENCIAS, cuidarse del qué dirán; en definitiva se trata de construir un estilo de vida que es FALSO. Las dificultades o problemas que se presenten (que son parte de la vida de cualquier ser humano), se pueden enfrentar o evadir. Hay gente que usa la evasión a través de actitudes como: salir todos los días a dar vueltas por los centros comerciales, ir a visitar a amistades, a los vecinos, deambular por las calles sin rumbo; otros(as) se vuelven trabajólicos, como una manera de llenar sus carencias afectivas tanto de pareja como de sus hijos, dejando a estos últimos a la deriva. Trabajar hasta reventarse, consumir, comprar compulsivamente, repletar la agenda con actividades fuera de casa, etc; como una manera de HUIR del ambiente "familiar". Entonces vamos tapando nuestras carencias socio-afectivas con cosas: auto, ropa, joyas, viajes, etc. Particularmente me entristece ver a tanta gente que vive su vida de esta manera, dejándose arrastrar por las modas imperantes que hemos ido creando nosotros mismos. Aquí también hay un tipo de violencia que se va gestando silenciosamente al interior de la familia, y muchos no quieren reconocerla. El problema se va a agudizar, cuando sean los mismos hijos los que reclamen todas nuestras ausencias, todas nuestras faltas de tino, todas nuestras faltas de amor y de diálogo; cuando nos reclamen que no estuvimos con ellos cuando requerían de nuestra presencia y apoyo. Cada etapa de la vida del ser humano es única, y hay que cuidarla. Etapa no vivida por negligencia, nunca más se vuelve a recuperar. ¿Qué estamos esperando para cambiar? ¿Que los hijos crezcan? Es que no tengo tiempo. ¿Estamos esperando que los hijos(as) nos olviden cuando sean independientes? ¿Estamos esperando que alguno se muera como para caer recién en la cuenta de la pérdida? Cuidado, que puede ser DEMASIADO TARDE. Ahora es el tiempo de girar y darnos cuenta de lo que hemos realizado, y de todo aquello que no hemos hecho bien (especialmente a los más cercanos). Es el momento de dar prioridades, es el momento de trabajar y cuidar las cosas esenciales; aprendiendo a separar lo realmente importante de lo secundario. Hay cosas materiales o bienes que pueden esperar, en cambio el amor, los afectos con la familia, el tiempo que dedico a construir, a hacer familia; NO PUEDE ESPERAR, o de lo contrario puede ser demasiado tarde. Cada uno de nosotros somos libres de escoger el estilo de vida que deseamos, ojalá NO NOS EQUIVOQUEMOS; y si estamos errados, hoy es el momento de corregir todo aquello que no está bien. ¿De quién depende? Básicamente de tú voluntad, de tu actitud de querer cambiar las cosas, de tus acciones positivas que te ayuden a vivir una vida más plena y feliz junto a tus seres queridos.
Los invito a generar reflexión, a revisar nuestras acciones tanto en lo individual como en lo social, a transformar nuestras vidas para que nuestros hogares se conviertan en espacios de familia, donde cada uno se sienta acogido, amado y escuchado.
Les deseo que tengan una muy buena semana en lo familiar y en lo laboral.
QUIQUE

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